Osteopatia visceral

La osteopatía visceral es una rama de la osteopatía que se centra en el diagnóstico y tratamiento de las disfunciones de los órganos internos (vísceras) y de los tejidos que los rodean, como fascias, ligamentos, nervios y vasos sanguíneos. Parte de la idea de que los órganos no solo cumplen funciones fisiológicas, sino que también deben tener movilidad y un equilibrio en relación con el resto del cuerpo.
Cuando un órgano pierde su movilidad normal debido a tensiones, cicatrices, inflamaciones o bloqueos, esto puede repercutir en la postura, en la columna vertebral e incluso en el funcionamiento de otros sistemas del cuerpo.

osteopatia visceral

Beneficios para el organismo.

La osteopatía visceral busca restablecer la movilidad y la armonía de los órganos, lo que se traduce en beneficios para la salud general. Entre los más destacados:

               – Mejora digestiva: ayuda en problemas como estreñimiento, reflujo, hinchazón o digestiones pesadas.

               – Alivio del dolor: reduce molestias musculoesqueléticas derivadas de tensiones viscerales, como dolores lumbares, dorsales o cervicales.

               – Mejora circulatoria y linfática: favorece la correcta irrigación sanguínea y el drenaje de líquidos.

               – Equilibrio postural: al liberar restricciones internas, mejora la movilidad global del cuerpo.

               – Bienestar general: al optimizar la función de los órganos, contribuye a un estado de mayor vitalidad y energía.

¿Como se realiza una sesión de osteopatía visceral?

Durante una sesión, el osteópata utiliza principalmente técnicas manuales suaves. El proceso suele ser el siguiente:

               – Valoración inicial: el terapeuta escucha al paciente, revisa su historia clínica y observa la postura y movilidad del cuerpo.

               – Palpación diagnóstica: mediante el tacto, el osteópata detecta tensiones, bloqueos o zonas con menor movilidad en los órganos.

               – Técnicas manuales específicas: se aplican maniobras muy suaves y precisas sobre el abdomen, el diafragma o el tórax, con el fin de liberar adherencias y devolver movilidad a los órganos.

               – Integración global: el objetivo es que el cuerpo recupere su equilibrio natural, mejorando tanto la función visceral como la musculoesquelética.

La sesión no suele ser dolorosa; al contrario, muchas personas la describen como una sensación de alivio y relajación profunda.